Fernando Palacio fue hasta 2003 jefe en La Habana del Sistema Intensivo de Urgencias Médicas (SIUM), un cargo de alta relevancia en uno de los sectores más controlados por el Gobierno. Hoy es coordinador nacional del opositor Partido Solidaridad Liberal Cubano (PSLC), antes Movimiento Liberal Cubano (2005) y Partido Liberal Cubano (2007). A este último se unió el Partido Solidaridad Democrática para crear la fórmula actual.
La decisión de Palacio de pasar a la oposición llevó a que las autoridades lo sometieran a varias verificaciones y auditorias. No le encontraron ninguna irregularidad, pero fue expulsado porque para el Gobierno había caído en la categoría de "no confiable".
Palacio sostiene que el PSLC aspirará al poder en un contexto democrático. Sobre la propuesta del partido y otros temas conversa con DIARIO DE CUBA.
¿Qué harán mejor que el actual partido en el poder para cubrir las necesidades de las personas y sacar al país de la crisis económica?
Consideramos que la libertad a los ciudadanos para invertir en lo que quieran, y la competencia entre pequeñas y medianas empresas, generará diversidad y crecimiento económico. Llevamos más de 50 años bajo un régimen que nos dice qué hacer y cómo. Pienso que es una de las razones por las que Cuba se ha estancado. El liberalismo es una de las opciones para sacar al país de la crisis.
Esas libertades existen en otros países que tienen crecimiento económico, pero hay muchas personas pobres. En Cuba ahora hay cierta apertura económica, pero no todos tienen recursos para abrir negocios. Están condenados a ser empleados con bajos salarios.
La sociedad perfecta no existe. Tenemos ejemplos como Perú: hay gente pobre y abandonada, pero desde que adoptaron el modelo liberal, la economía ha crecido. Profesamos el liberalismo, pero no un liberalismo crudo. Deben crearse instancias, sin afectar las libertades ciudadanas, para ayudar a quienes tienen menos recursos. Más pequeñas y medianas empresas implican mayores posibilidades de empleo. La pobreza disminuirá.
¿Y en cuanto a las grandes vitrinas de la Revolución Cubana: salud y educación?
Apoyaremos a todo el que quiera poner una clínica u hospital. Habrá hospitales privados, pero también públicos. Y educación pública hasta cierto nivel.
¿En qué concentran su trabajo ahora, cuando aún no pueden contender en elecciones?
La fuerza de todo partido está en su membresía. Trabajamos con las minorías desprotegidas como negros, mujeres, personas de la tercera edad. Ofrecemos talleres de liderazgo. Vamos a las comunidades, puerta por puerta, dando a conocer nuestro programa político. No es fácil trabajar ni aumentar la membresía, por la represión.
¿Considera a las mujeres un grupo desprotegido, pese a la libertad para abortar, la licencia de maternidad para trabajadoras estatales y no estatales?
Hay una o dos cosas buenas, entre muchas malas. La mujer sufre violencia doméstica y estatal. Una mujer negra de un barrio marginal está más expuesta a que la Policía le pida identificación.
¿No incluye en esas minorías a la comunidad LGBTI? ¿Machismo y prejuicios dentro del partido?
La consideramos población desprotegida y reprimida. Desafortunadamente, la mayoría de los grupos opositores cubanos no tienen dentro de su programa el trabajo con la comunidad LGBTI. Nosotros lo incluimos hace unos dos años. Consideramos que es una comunidad a la que hay que ayudar y de la que hay que aprender. Varias organizaciones LGBTI han impartido talleres de diversidad sexual y de género en nuestras reuniones. Les hemos impartido talleres sobre liberalismo y Técnicas de Información y Comunicación. Teníamos relación de trabajo con AfroMás, que desgraciadamente ya no existe; la tenemos con Arcoiris Libre de Cuba, y con Nelson Gandulla, de la Fundación Cubana por los Derechos LGBTI, en Cienfuegos.
Ha participado en asambleas de rendición de cuentas. ¿Cree en este mecanismo? ¿Cómo reaccionan los participantes que saben que es opositor?
Aunque el Gobierno mantenga en la ilegalidad, no violamos las leyes. Debemos respetarlas y luchar por cambiarlas. Manteniéndonos al margen del sistema no podremos hacerlo. Debemos actuar dentro del sistema, pese a las trabas y la represión, e interactuar con la gente. La gente ha aceptado mis planteamientos: cosas concretas y lógicas, no un ataque frontal al sistema, que según el propio Fidel Castro no sirve ni para nosotros mismos. Se puede cambiar desde la base, participando y exigiendo a los responsables hacer su papel como servidores públicos elegidos por los ciudadanos.
En los países democráticos hay varios partidos y el ciudadano elige. Ahí acaba su poder. El candidato electo muchas veces hace lo contrario a lo prometido durante la campaña.
En Cuba no hay opciones, nos han impuesto por 57 años un único partido. En esos países, las personas se oponen a políticas que desaprueban. Hay mecanismos legales, como el impeachment, para sacar a un presidente del poder. Aquí, aunque al pueblo le disguste la actuación del presidente, no puede ni protestar. En una Cuba futura, democrática, habrá mecanismos para que el ciudadano pueda invalidar a un mal presidente.
Usted es también el coordinador del Centro de Estudio de Liderazgo y Desarrollo (CELIDE), que se enfoca en identificar líderes comunitarios para capacitarlos, con enfoque especial en afrocubanos. ¿No piensa que esto pudiera interpretarse como otra forma de racismo, un intento de imponer supremacía negra?
Aunque hacemos énfasis en los afrocubanos, no capacitamos solo afrocubanos. Cuba va hacia un cambio. Cómo llega, es nuestra preocupación en CELIDE. La situación de los afrocubanos es muy desfavorable para un cambio democrático. La mayoría de quienes han emigrado de Cuba, son blancos; las remesas las reciben principalmente familias blancas. La mayoría de quienes ocupan medios y altos cargos en el Gobierno, son blancos. Los dueños de negocios son mayoritariamente blancos. En las universidades, la mayoría es blanca. El problema racial no nació con la Revolución Cubana. Intentamos emparejar la situación con conocimientos; tenemos cursos en los que dueños de negocios privados van a las comunidades y enseñan cómo montar una pequeña empresa, hacer estudios de mercado, etc.
¿El interés de empoderar afrocubanos, incluye a quienes apoyan al Gobierno, que quizás no votarían por el PSLC en un futuro?
Claro. Nuestro partido buscará el poder en un contexto democrático; creemos que todos caben, incluso quienes voten por el Partido Comunista. Si este gana unas elecciones democráticas, bien.
¿Piensa postularse para delegado de circunscripción?
Estamos apoyando a la Plataforma #Otro18. Preparamos miembros y adeptos al partido en todo el país para postularse. Les impartimos talleres sobre constitucionalidad, comunicación y temas legislativos. Queremos que sean personas menos marcadas, para no disparar las alertas de la Seguridad del Estado.
*El PSLC tiene actualmente con alrededor de 200 miembros (sin contar los adeptos). Palacio admite que sería poco en una sociedad libre y plural, sin represión. Reconoce que la membresía femenina aún es baja, aunque trabajan con varias organizaciones que tratan el tema de la mujer. Dentro del PSLC se realizan elecciones para todos los cargos cada cuatro años. Es posible la reelección.
Publicado en:http://www.diariodecuba.com/derechos-humanos/1489695793_29702.html
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