La enésima "ofensiva contra el mosquito Aedes aegypti" terminó la semana pasada en La Habana tras casi mes y medio de acciones destinadas a intentar controlar los focos del agente transmisor del zika, el dengue, la fiebre amarilla y el chikungunya.
La campaña incluyó fumigaciones masivas, apoyadas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) con oficiales que dirigieron a reservistas y soldados.
Brigadas de Higiene y Epidemiología, junto a estudiantes de Medicina y galenos, también participaron.
Los estudiantes realizaron el pesquisaje en los barrios, casa por casa, para detectar casos de fiebre y notificarlos a los policlínicos de cada área.
Los reservistas y soldados de las FAR apoyaron a los trabajadores de Higiene y Epidemiología en las labores de fumigación. Cada uno de ellos tuvo que fumigar 100 casas diarias.
Algunos trabajadores de la campaña se quejaron de las diferencias salariales, de alimentación, transportación y medios de trabajo con los reservistas.
Los reservistas de las FAR, dijeron, percibieron 250 pesos (moneda nacional) más el sueldo que ganaran en sus centros de trabajo. Además, recibieron uniforme militar, botas, nasobuco, caretas para no inhalar el humo mientras fumigaban y linternas para poder descubrir focos. Eran transportados en ómnibus hacia las áreas de fumigación y contaban con merienda y almuerzo distintos a los trabajadores de Higiene y Epidemiología.
Estos últimos continuaron con su salario de 550 pesos, más 100 pesos si realizaban horas extras. No recibieron medios de trabajo. El desayuno y almuerzo continuó siendo el que les proporciona el Ministerio de Salud Pública (MINSAP).
"Los reservistas estuvieron mejor que nosotros", comentó un trabajador de Higiene y Epidemiología. "Yo prácticamente nunca regreso al policlínico para almorzar porque hace meses se olvidaron de la carne y el pollo".
Los trabajadores de la campaña tuvieron que enseñarle a los reservistas y soldados cómo manejar el equipo de fumigación, a descubrir focos de mosquitos y depositar abate en tanques de agua potable de las viviendas que visitaban.
"Nosotros no merendamos lo mismo. Nos dan un pan con 'timba', con jamonada ácida o con queso fundido con peste, y el almuerzo es mucho peor. A los reservistas, las FAR les dan pan con jamón y refresco. El almuerzo, siempre reforzado con un buen plato fuerte", comentó un trabajador de la campaña.
A causa del sostenido desabastecimiento de agua potable en el país, existen familias que almacenan agua en cualquier recipiente, tanques con tapa o sin ella, cubos o cisternas que en ocasiones no están limpias.
"La etapa de fumigaciones masivas acabó, pero hemos dicho en múltiples reuniones que mientras haya vertederos en las esquinas, salideros de aguas albañales y potables que ocasionan focos, el mosquito continuará reproduciéndose fácilmente y seguirá la amenaza de enfermedades", advirtió bajo condición de anonimato una doctora que participó en la campaña.
"Para septiembre esperamos realizar otra etapa intensiva de fumigaciones", afimó una funcionaria de Higiene y Epidemiología de Arroyo Naranjo.
Publicado en:http://www.diariodecuba.com/cuba/1501102967_32831.html
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