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Cuba se juega la vida en Venezuela


Enrique Krauze se emociona al hablar de Nicaragua. Afirma que toca un tema que fue “muy importante” en su vida porque, dice, él apoyó abiertamente la Revolución Popular Sandinista, el movimiento guerrillero respaldado ampliamente por la sociedad que acabó con la tiranía de la estirpe sangrienta de los Somoza. Pide a su asistente, Leticia, que busque los artículos que se publicaron en los años ochenta en la revista Vuelta ––de la que él era secretario de redacción–– en los que se expresaba el apoyo de grandes intelectuales como el Nobel de Literatura Octavio Paz o el poeta Gabriel Zaid a la revolución, pero también las críticas que pronto comenzaron a hacerle, preocupados y decepcionados por la “borrachera” de poder de sus líderes, y de la deriva autoritaria que pronto convertiría el sueño libertario sandinista en un régimen autoritario.

Krauze evoca en esta entrevista con CONFIDENCIAL desde su despacho aquellos años turbulentos y lamenta que un “tiranuelo vulgar y corrupto” ––en referencia al dictador Daniel Ortega–– haya interrumpido la llegada de la democracia a Nicaragua. De ese tiranuelo y su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, y de la que define como “hipócrita” política exterior del Gobierno de México conversamos en la sede de la Editorial Clío ––localizada en la colonia San Diego de Churubusco del hermoso barrio de Coyoacán––, de donde sale mensualmente la revista Letras Libres, una de las publicaciones más prestigiosas de la región, lectura obligatoria de la intelectualidad latinoamericana y española, de la que el historiador Enrique Krauze es su director.

¿Qué salidas ve usted para la crisis venezolana, que se ha agudizado en las últimas semanas?

La presión mundial y la extraordinaria hazaña del pueblo venezolano, con esa valentía que nos ha demostrado a lo largo de su historia desde la independencia, que se ha vuelto a expresar ahora, doscientos años después, finalmente va a hacer que Nicolás Maduro tenga que ceder. Finalmente espero que sea con la mínima sangre. Nadie puede preverlo, porque en efecto estamos hablando de cosas que cambian cada día, pero si se niega la ayuda humanitaria, el repudio de la población será todavía mayor, y creo que ahí será el momento cuando los militares digan “no puedo más”. No me refiero a la cúpula, sino que haya una especie de huelga de brazos caídos, de negarse a colaborar, de preferir inmolarse que asesinar. Eso es lo que yo creo y no creo que sea muy romántico pensarlo

El impacto de Venezuela en Cuba
Pero hay un elemento muy importante: la intervención de Cuba y su influencia en el Ejército de Venezuela.

Es indudable que Cuba está jugándose la vida en Venezuela, porque Cuba es el verdadero poder en Venezuela. No entiendo el grado de ignominia al que han llegado estas cúpulas militares corruptas de dejarse dominar por la élite de inteligencia de otro país. Por supuesto que Cuba va a luchar ahí. Pero alguien dijo: contra la voluntad completa de un pueblo no se puede gobernar. Y eso es lo que está pasando desde hace tiempo y mucho más ahora. Y si además de eso se aúna el factor de rechazo de todo el mundo, están dadas todas las condiciones para que exista esa transición pacífica.

No parece que Cuba quiera ceder en su influencia con los militares.

Si deciden reprimir, el repudio universal va a ser infinitamente peor. Lo único que yo quiero que no ocurra es la intervención militar estadounidense, porque eso sí sería darle un oxígeno histórico (a Maduro). Estados Unidos está jugando un papel, y como usted sabrá yo soy un crítico feroz de (Donald) Trump, de quien creo que es un perfecto fascista, pero en esto ha jugado una carta multilateral que espero siga siendo así. Lo que estoy formulando, más que un dictamen es una esperanza: de que Venezuela se democratice y que con ella Nicaragua también. Y que nos vayamos acercando al sueño nunca realizado de que toda América sea democrática.

¿Qué impacto tendrá en la isla el fin del régimen de Maduro?

Muy grande. Por eso le digo que es obvio que se está jugando la vida. Estamos hablando del suministro de petróleo. Si Cuba vivió del subsidio soviético por tantos años y luego del subsidio venezolano, generosísimo en los años de Hugo Chávez, menguado ahora, pero de cualquier manera muy importante con decenas de miles de barriles diarios; esto puede por lo pronto aislar a Cuba y llevar a esta generación de Miguel Díaz Canel (presidente designado de Cuba) a la convicción de que las reformas económicas que tienen que instrumentar tienen que ser ya en serio. Y yo esperaría en esta lista de ilusiones ––pero asequibles–– que Estados Unidos no cometa el error de asfixiarlos, sino lo contrario, establecer un puente.

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