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Las aspiraciones de una adolescente santiaguera


Mairita tiene 15 años y estudia para obrera calificado en Elaboración de Alimentos. Como toda adolescente sueña con un futuro mejor, pero sus modelos para lograrlo no son los del trabajo. Pertenece a esa nueva generación cubana con ansias de consumo y la solución económica es buscarse un extranjero.

 La conocí en Palmares, una cafetería restaurante en moneda convertible ubicada frente al Hotel Santiago. El lugar es famoso en la ciudad por ser el centro principal de cacería de las prostitutas que buscan turistas. Al parecer, ya la información debe de estar en algunas guías para viajeros a Cuba porque la mayoría de los que van allí saben del negocio y del modus operandi de las jineteras.

 Mairita es menuda con una gran mata de pelo rizo teñido, lleva grandes tacones con short muy corto y excesivo maquillaje que no oculta su juventud. Estaba con dos chicas un poco mayores que ella y un joven que resultó ser su novio. La invité a mi mesa y conversamos. Su desparpajo al hablar de sus objetivos me indica que para esta nueva generación prostituirse d

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ejó de ser tabú. "Quiero casarme con un extranjero", me dice, "y aquí es donde es fácil cogerlo". Le pregunto qué pinta su novio entonces. "Él me protege, aquí hay algunos turistas camajanes, y te quieren dar menos de lo que es", se refiere a un grupo de italianos jubilados que viven en Santiago y cuya afición principal es cazar muchachitas.

 Su novio, Julio, de 26 años, la acompaña gustoso. Este papel de chulo se ha convertido en su trabajo. Es un desempleado, esta es su fuente de dinero. Empujar a su novia a prostituirse no representa ningún dilema moral, solo le interesa obtener los frutos: la mitad de lo que ella obtenga. De hecho él también se prostituye: si aparece algún turista gay, no duda en prestarle servicios. La madre de esta niña es una mujer trabajadora. En su casa nunca faltó un plato de comida; ella sabe que su hija se está prostituyendo; no se lo ha dicho directamente, pero lo percibe por las formas llamativas en que se viste y las altas horas de la noche en las que sale y regresa. No puede complacer las inquietudes con

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sumistas de su hija y espera sacar sus dividendos de una posible relación. Como muchos cubanos, cree que casarse con un extranjero es la solución ideal. Mairita lleva haciendo esto desde hace unos meses. Tuvo suerte y la primera vez se encontró un italiano cuarentón, que estuvo con ella los siete días que permaneció en la ciudad. Solamente se veían de noche, pues él tenía miedo por su minoría de edad.

 Ella se quedaba a dormir y él le daba su dinerito por las mañanas. "A veces me daba 20, y otras 30 CUC. Me compró mi celular y la línea, salí muy bien, porque además estaba en forma." Sus amigas, Nita de 18 años y Yanisleidis de 22, tienen tiempo en estas prácticas.

 Empezaron teniendo relaciones esporádicas con estudiantes africanos matriculados en las universidades de la ciudad. "Los conocí por una amiga al que ellos le llevaban mercancías", me dice Nita, "y tenía la esperanza de casarme con uno, pero se graduaron, se fueron y no he sabido más de ellos". En la calurosa noche santiaguera, estar sentados en Palmares es agradable. Siguen llegan
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do chicas que merodean por los alrededores del café, todas las mesas están llenas con turistas y, a pesar de ello, parece que la cacería no será fructífera. La cosa va lenta. Mairita y sus amigas se ven desalentadas, llevan más de dos horas aquí y no han atrapado nada. "Hay mucha competencia", dice Yanisleidis, "si esto sigue así nos iremos para El Algorrobo".

 El Algarrobo es otro de los café restaurantes que utilizan, aunque tiene menos afluencia. No le temen a las cámaras policiales puestas en las zonas, saben cómo callar a la policía. Existe un acuerdo implícito para sobornar a policías que todos manejan: jineteras, chulos y boteros. Es esta una de las causas de que niñas como Mairita se aventuren en la calle.

La permisividad para la prostitución alcanza a las autoridades. El oficio más antiguo llegó para quedarse. Buscarse un extranjero es la meta, significa mejoras económicas y quizás crearse un futuro. La prostitución de Mairita es la respuesta de una juventud inconforme que no quiere vivir en la frustración continua de sus padres.



Publicado en:http://www.diariodecuba.com/cuba/1432113471_14664.html>

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