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'The Economist': Cuba recibe 'mucho menos turistas de los que debería'

'The Economist': Cuba recibe 'mucho menos turistas de los que debería'


Para The Economist "Cuba es una dictadura paralizada en el tiempo", y por eso "recibe mucho menos turistas de los que debería".

Según la publicación el boom de visitantes a la Isla responde al deseo de muchos de ver el país antes de que cambie y "la prosperidad lo eche a perder", pero para otros que aún se resisten la economía es un disuasivo.

"Los grandes hoteles, de propiedad mayoritaria del Estado y a menudo administrados por compañías bajo el control de las fuerzas armadas, cobran precios de cinco estrellas por un servicio mediocre; las duchas son poco fiables; el WiFi es atroz; y ascensores y habitaciones están mal conservados", señala.

Según la valoración realizada por la revista británica la industria turística cubana todavía gana "menos de la mitad de los dólares que deriva del turismo la República Dominicana, un vecino tropical comparable en tamaño y menos famoso".

The Economist cita al grupo de análisis del Instituto Brookings cuyos estudios consideran que "con mejores políticas, Cuba podría atraer para el 2030 tres veces más turistas" de los cuatro millones que recibió en 2016.

Esto "generaría 10.000 millones de dólares al año en divisas, el doble de lo que obtiene ahora de sus exportaciones de mercancías, y un aporte muy necesario dado su colosal déficit presupuestario, que alcanzaría este año el 12% del PIB".

Para la publicación, en Cuba rigen dos embargos, uno que impone Washington y el que el régimen impone a su propio pueblo.

Menciona el hecho de que las tarjetas de crédito estadounidenses no funcionan en Cuba, y que los estadounidenses no están técnicamente autorizados a visitar la Isla como turistas, aunque lo hacen en viajes de intercambio bajo las 12 categorías permitidas por el Departamento de Estado.

Destaca, asimismo, la incertidumbre sobre lo que hará Donald Trump con el embargo, además de la falta de liquidez de La Habana, que frena la inversión extranjera en la creación de nuevas capacidades hoteleras.

Igualmente, The Economist recuerda que el Estado cubano pone freno a los emprendedores.

Cuentapropistas citados en su artículo se quejan de que no pueden conseguir buenos muebles y accesorios en Cuba, y que las leyes no les permiten importarlos porque las importaciones son un monopolio del Estado. También critican que "a nadie se le permite tener más de dos propiedades".

La revista británica subraya que estar al margen de la ley en la Isla es "común en el sector privado". Aunque según cifras del Gobierno los cuentapropistas han aumentado de 144.000 en 2009 a 535.000 en 2016, todos deben encajar en alguna de las 201 categorías oficialmente autorizadas.

Indica que "ninguna ampara a médicos y abogados, quienes cuando ofrecen servicios privados lo hacen de manera tan ilegal como los vendedores ambulantes".

El artículo califica el sistema de doble moneda cubano de "delirante". Recuerda que un dólar americano equivale a un peso convertible (CUC), que vale 24 pesos moneda nacional (CUP). Considera que, como en las transacciones que involucran al Estado, los dos tipos de peso son a menudo equiparados, las cuentas públicas no tienen sentido.

Así ?expone? "empresas estatales ineficientes parecen ser rentables, cuando no lo son".

The Economist concluye que si el Gobierno no reduce los obstáculos a la inversión privada en hoteles, servicios y cadenas de suministros, le va a costar mucho trabajo poder proporcionar a los turistas la relación calidad-precio que garantice una alta tasa de retorno, ya que, a diferencia de los cubanos ellos sí disponen de alternativas.


Publicado en:http://www.diariodecuba.com/cuba/1491326638_30147.html

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