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Donde el abuso y acoso sexual no es noticia


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En Cuba y Nicaragua

Por Circles Robinson

HAVANA TIMES ? Casi todos los días, durante los últimos meses, valientes mujeres y algunos hombres han sacado a la luz, en los Estados Unidos, los casos de abuso y acoso sexual de los que fueron víctimas en el pasado, a manos de personajes poderosos. Mientras algunos de los abusadores reclaman amnesia, enmarcando los incidentes como asuntos del pasado, no probados y olvidados, las víctimas los recuerdan como si hubieran ocurrido ayer.

Muchos de los abusadores de renombre en Washington, Hollywood, Wall Street y más allá, han renunciado o han sido despedidos de sus cargos políticos, medios y otras empresas, y han visto cómo sus carreras se desmoronan debido a la vergüenza.

Otros tratan de aguantar, con la esperanza de que este sea solo otro espectáculo mediático que pronto se desvanecerá. Si eso ha funcionado hasta ahora con Donald Trump, ¿por qué no con ellos?

Curiosamente, es en los Estados Unidos donde las víctimas, finalmente, están perdiendo el miedo, e innumerables casos están saliendo a la luz con importantes consecuencias para los responsables. Del mismo modo, casos que habían sido enterrados previamente, como la denuncia de Anita Hill contra el ahora juez de la Corte Suprema, Clarence Thomas, están volviendo a las noticias.

En Cuba, mientras tanto, hay un silencio rotundo. Aunque habitualmente las informaciones negativas relacionadas con los Estados Unidos son frecuentes aquí, casi ninguno de los casos actuales de mala conducta sexual ha sido reportado en Granma, el periódico oficial del Partido Comunista de Cuba, cuya edición impresa, materia base para los reportes en la televisión estatal, es la forma en que la mayoría de los cubanos reciben sus noticias internacionales.

En una búsqueda a través de internet, solo encontramos en Cubadebate.cu (sitio del Partido Comunista de Cuba que la gran mayoría de los cubanos nunca ve) una cobertura limitada sobre las acusaciones  en contra del actor Kevin Spacey, el director de Hollywood Harvey Weinstein y el expresidente George H. W. Bush.

Los censores de los medios del Partido Comunista siempre han mantenido que la vida privada de líderes, políticos y otras figuras públicas ? comenzando por el difunto Fidel Castro hasta abajo ? es un asunto privado y fuera del alcance de la prensa cubana y de los ojos de la población en general.

La idea es que con cualquier mención sobre las acusaciones se estaría cayendo en el prohibido periodismo amarillista. Si bien la presión por el sexo para obtener o mantener trabajos, calificaciones u otras oportunidades, es considerado algo común en la Isla, los casos casi nunca son denunciados o reportados.

Al mismo tiempo, en Cuba existen varias campañas contra la violencia de género, que a veces aparecen en los medios de comunicación con anuncios y carteles, encabezados por el Centro Oscar Romero, la campaña Únete, patrocinada por la Organización de las Naciones Unidas contra la violencia contra las mujeres y la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidad.

En Nicaragua la evasión funcionó con Daniel  Ortega

Mientras los casos de abuso y acoso sexual, por parte de quienes ocupan puestos de poder económico o político, aumentan en los medios de Estados Unidos, en Centroamérica existe uno latente de alto perfil, que es mucho más grave que los que se reportan actualmente en el Norte.

El presidente nicaragüense Daniel Ortega fue acusado de abusar sexualmente y acosar por 19 años a su hija adoptiva Zoilamérica Ortega Murillo. El abuso bien documentado comenzó cuando ella tenía once años. Ortega nunca negó las acusaciones (nunca dijo nada) pero dejó que su esposa, ahora la vicepresidenta Rosario Murillo, defendiera a su poderoso hombre a expensas de su propia hija.

“Queremos dejar claro a nuestra pueblo que esto es una falsedad, que es un golpe para nuestra familia. Deseamos mantenerlo como un asunto familiar… Repito que estamos conmovidos y dolidos. No vamos a decir nada más, no vamos a entrar en la refriega, a hablar y tener que volver a hablar. No vamos a atacar a nadie, ni vamos en contra de nadie. Tenemos un corazón lleno de amor y de la necesidad de comprender…”, dijo Rosario Murillo.

Después de llevar a la palestra pública, en 1998, lo que había sufrido, Zoilamerica, quien probablemente habría aceptado el reconocimiento de Ortega por lo que hizo y le hubiera ofrecido perdón si se lo hubiera pedido, llevó su caso a los tribunales nicaragüenses, a la Asamblea Nacional de ese país, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y a otros instancias.

Pero ella nunca obtuvo justicia, en lugar de eso los legisladores nicaragüenses, en un pacto de caballeros, se negaron a quitarle la inmunidad parlamentaria a Daniel Ortega para que no tuviera que enfrentar un juicio. Luego, un juez del partido del presidente dijo que el plazo de prescripción había expirado, lo que puso fin a cualquier posibilidad de escuchar el caso en Nicaragua.

Con respecto a la reciente ola de casos de mala conducta que salieron a la palestra pública en los Estados Unidos, el sitio web oficial del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el19digital.com, apenas informa sobre las serias acusaciones de abuso y acoso sexual. El diario independiente nicaragüense La Prensa si ha dado cobertura a varios de los diferentes casos en sus páginas internacionales.

A diferencia de la mayoría de los demócratas y republicanos en los Estados Unidos, que están tratando de distanciarse de los abusadores denunciados, el Partido Sandinista (FSLN), en Nicaragua, continúa tratando los presuntos crímenes cometidos por su líder como si nunca hubieran sucedido.

El caso contra Daniel Ortega podría haber sido un caso para sentar precedente al castigar el abuso sexual y la mala conducta por parte de los poderosos. En cambio, la impunidad se mantuvo y sigue siendo la norma.

Mientras tanto, el movimiento de mujeres nicaragüenses, los grupos de derechos humanos y la Red de Mujeres contra la Violencia, continúan su lucha de décadas -antes y después de la denuncia de Ortega-, para hacer visible el abuso generalizado contra mujeres y niñas en Nicaragua, incluido el aumento del feminicidio, y para cambiar la manera en que se manejan esos crímenes. También se realizan campañas de prevención.

Volviendo a La Habana, el testimonio y los diez años de esfuerzos de Zoilamerica para obtener justicia nunca fueron informados en los medios censurados por el Gobierno. El apagón informativo fue bastante efectivo, ya que la mayoría de los cubanos nunca se enteró del caso.

Para aquellos interesados ??en leer el testimonio completo de Zoilamerica que fue transmitido en vivo por la televisión en Nicaragua, en mayo de 1998, aquí está el enlace.

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Por qué los Estados Unidos y no Gran Bretaña

La BBC informó la semana pasada que hay pocos casos de acoso sexual que son noticia en Gran Bretaña, debido a una importante diferencia en las leyes de difamación en los dos países.

“En el Reino Unido, existe un punto clave en la Ley de Difamación que lo explica en gran medida. Cuando alguien demanda no tiene que demostrar que la historia es incorrecta. El editor, por ejemplo, del periódico o el sitio web, tiene que demostrar que su historia es la correcta.

“Eso significa que la Ley de Medios de Estados Unidos es “radicalmente diferente” al Reino Unido, dice Stuart Karle, profesor en la Escuela de Periodismo de Columbia, en Nueva York, y ex asesor general del Wall Street Journal.

“En los Estados Unidos, la carga recae en el demandante -la persona que alega que ha sido difamado- para demostrar que la declaración es falsa”, dice.

“Entonces, en comparación con el Reino Unido, la carga de la prueba se invierte. Los estadounidenses son menos propensos a demandar, por lo que los medios de comunicación estadounidenses tienen más probabilidades de sacar la historia”.

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