La opinión oficial gusta regodearse en las similitudes entre las cifras estadísticas de la Isla y las de los países desarrollados. En ese afán tergiversador suelen incluirse las bajas tasas de natalidad y mortalidad infantil, el envejecimiento poblacional, la elevación de la esperanza de vida, y otros. Los registros oficiales acusan tendencias que solo reflejan efectos similares pero tienen realidades muy diferentes. Los bajos índices de natalidad y el envejecimiento poblacional en Cuba ocuparon una parte importante de la agenda de la última reunión del Consejo de Ministros, en la que se consideraron “uno de los mayores retos que afronta la nación por su impacto en la vida social, económica y familiar”. Entre los factores que inciden en el alarmante envejecimiento de la población cubana en las últimas dos décadas, el vicepresidente del Consejo de Ministros, Marino Murillo, se refirió a “los bajos niveles de fecundidad, el incremento de la esperanza de vida y el saldo migratorio externo”, este último con mayor impacto entre los jóvenes; e igualmente informó que “se aplicarán políticas fiscales y de precios que favorezcan la natalidad y la atención de los adultos mayores”. No se ofrecieron detalles de dichas políticas ni de la manera en que se implementarían, aunque –en consonancia con el estilo raulista de ‘sin prisa pero sin pausa’–, se dijo que “los resultados se verán a mediano y largo plazo”. murillo01 En el Consejo de Ministros, Marino Murillo se refirió a los bajos niveles de fecundidad, el incremento de la esperanza de vida y la emigración Políticas para estimular la fecundidad Cómo esperan aplicar políticas que estimulen la fecundidad y satisfagan las n
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ca y familiar Indicadores como la participación en la fuerza laboral, los ingresos, los cargos de jefaturas de empresas y de ministerios públicos, reflejan una marcada disparidad de géneros, con fuerte desventaja para las féminas. Esta situación se ha acentuado tras la implementación del programa de despidos aplicado en los puestos laborales estatales en los últimos dos años por iniciativa del General-Presidente en pos de eliminar la inflación de plantillas y los excesos de subsidios, que ha afectado más a las mujeres debido a las limitaciones de acceso de ellas al trabajo no estatal, por prejuicios y por otras razones de índole cultural que más de medio siglo de discursos igualitarios no han logrado erradicar. Todo este cuadro influye en el sostenido decrecimiento de la tasa de natalidad cubana y su impacto negativo en el crecimiento total de la población. La tasa global de fecundidad, por su parte, se mantiene por debajo del límite de reemplazo generacional. Las cubanas, sencillamente, no quieren parir… O al menos “no en Cuba”. “Las mujeres no somos úteros” Por supuesto, cuando de natalidad y fecundidad se trata, el asunto es esencialmente femenino, pese a que las políticas gubernamentales cubanas son esencialmente masculinas. Un sondeo informal realizado a una muestra aleatoria de 25 mujeres de los municipios Centro Habana, Habana Vieja y Diez de Octubre, en edades comprendidas entre los 20 y los 28 años, todas sin hijos, arroja resultados interesantes debido a la similitud de sus posiciones a pesar de sus diferencias en parámetros como nivel de escolaridad y estado civil. censo-poblacion-580x358 El 18,3 por ciento de la población cubana es mayor de 60 años
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Solo seis de ellas son casadas (24%), aunque las 19 restantes mantienen relaciones “con una pareja fija” o han tenido relaciones estables con una misma pareja por más de dos años. Dieciocho de ellas (72%) manifiestan no haber considerado nunca la maternidad como una opción a corto o mediano plazo, en tanto dos aseguran que no desean tener hijos. De las 18 que piensan parir alguna vez, 14 (77,77%) dicen que esperan hacerlo tras emigrar y lograr un trabajo fijo, mientras las 4 restantes (22,22%) piensan esperar unos años a ver si mejora la situación en Cuba. A la pregunta sobre las anunciadas estrategias políticas oficiales para mejorar las condiciones de las mujeres y estimular la fecundidad para elevar los índices de natalidad, la totalidad de las encuestadas manifestaron no creer en lo absoluto o no tener confianza en éstas. “Las mujeres no somos úteros” –me dice Laura, una estudiante universitaria que cursa el último año de su carrera y que quisiera ser la madre “de un cubano-gringuito” algún día. “Nadie va a programar mi maternidad. Posiblemente ahora querrán hacer de esto una campaña patriótico-revolucionaria, pero nunca se ha realizado un debate público sobre este problema… ¿Te imaginas ser madre por decreto?”. Tras un instante sonríe con picardía y concluye: “Si ‘ellos’ no saben qué hacer con el país, ¡qué van a saber hacer para fertilizar mujeres!”. A pesar de que, por la juventud de las encuestadas, los resultados deben tomarse con reserva –algunas podrían variar su decisión con el transcurso del tiempo–, se hace evidente que las cubanas dejan de parir o posponen la maternidad por razones muy diferentes de las mujeres de países desarrollados. Compartir:
Publicado en:http://www.cubanet.org/destacados/las-cubanas-ya-no-quieren-parir/
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