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Ruinas en el reino de los muertos

Ruinas en el reino de los muertos


LA HABANA, Cuba.- El 14 de junio del año en curso apareció, en el diario oficialista Juventud Rebelde, un artículo sobre el estado de abandono en que se halla el llamado Cementerio de Reina, localizado en la ciudad de Cienfuegos. Según la autora, a finales de la década de 1990 el camposanto fue incluido en la lista del Fondo Mundial de Monumentos, como uno de los 100 sitios del patrimonio universal en peligro de desaparecer debido al aplazamiento de su restauración.

Ante la devastación que mostraban las fotos, un forista no pudo evitar sugerir que en el habanero Cementerio de Colón ?esas cosas no se ven porque van los turistas?. Probablemente muchas personas piensan igual, sobre todo al ver varios ómnibus de turismo depositando su preciosa comitiva ante la majestuosa portada románico-bizantina de la necrópolis, considerada la segunda más importante del mundo por el valioso patrimonio escultórico que atesora.

Pero la realidad es que el Cementerio de Colón, pese a haber sido declarado Monumento Nacional en 1987, padece el mismo deterioro y abandono que su homólogo cienfueguero. La diferencia estriba en que siendo, efectivamente, un lugar de obligada visita para los amantes del turismo cultural, el Gobierno se ha visto obligado a enmascarar los estragos ocasionados por años de olvido y vandalismo.

Las tentativas de restauración son apreciables en la fachada del camposanto y los monumentos que bordean la avenida principal, que conduce al visitante desde la entrada hasta la capilla, también remozada. En ese segmento calcinado por el sol se detienen los extranjeros, orientados por el guía, para admirar los imponentes mausoleos y panteones construidos para perpetuar la memoria de criollos ilustres, acaudalados, o heroicos.

A pocos pasos, no obstante, acecha la destrucción. Un ligero desvío es suficiente para constatar la precariedad y el descuido que se han extendido por el cementerio, desde que fuera nacionalizado en 1963. Durante la crisis de los noventa se verificó la sustracción sistemática de obras escultóricas, vitrales, fragmentos de herrería y numerosas piezas elaboradas con mármol de Carrara, mármol negro, granito noruego y sueco; así como accesorios fabricados con oro, plata, nácar y alabastro.

El acelerado desvalijamiento ha cesado en la actualidad, pero el panorama continúa siendo desolador.  Lápidas rotas, tumbas profanadas, osarios que parecen de postguerra y panteones arrasados conforman la triste imagen de la ciudad de los difuntos, en todo similar a la que diariamente transitan los vivos, con edificios maquillados a conveniencia para ocultar los derrumbes, la pobreza y el hacinamiento.

Según empleados del cementerio, siempre hay brigadas de restauradores trabajando, aunque mayormente se concentran en obras arquitectónicas y escultóricas cercanas a la avenida principal. Aun así, el proceso avanza muy lentamente debido al irregular suministro y la constante malversación de los materiales, además de la parsimonia de los obreros que, siendo pagados por el Estado, no ven razón para darse prisa.

Hoy la Necrópolis Cristóbal Colón ?obra póstuma del arquitecto español Calixto Aureliano de Loira? cumple 131 años desde que iniciara su fúnebre actividad, en 1886. Tal como se muestra en las fotos, su estado de conservación es inversamente proporcional a su relevancia. Del mismo modo que La Habana fue declarada Ciudad Maravilla a pesar de estarse cayendo, la última morada de tantos cubanos ofrece la dosis de apariencia necesaria para salvar el pudor nacional.


    Oficina para pagar la entrada a la necrópolis (Foto: Ana León)
    Mausoleo Baró-Laza, en restauración (Foto: Ana León)
    Detalle del mausoleo Baró-Laza (Foto: Ana León)
    Obra en restauración (Foto: Ana León)
    Área en restauración del Museo de Arte Fúnebre y oficinas (Foto: Ana León)





      Se estima que cada día al menos veinte turistas pagan 5 CUC (4 USD) para visitar el cementerio más importante de América. Los fines de semana la cifra se incrementa a más de cien, pero nadie sabe adónde va el dinero que debería invertirse en el mantenimiento de todo el camposanto, no solo en las esculturas y mausoleos atractivos para los visitantes.

      No hay plan de rehabilitación que salga ileso ante la ineficiencia estatal y la incompetencia de los militares cuando se trata de asuntos que demandan, en primer lugar, conocimiento y sensibilidad. En un país donde no importan los vivos, menos han de importar los muertos; aunque estos últimos, irónicamente, posean algo que cientos de cubanos vivientes y desamparados añoran: un domicilio permanente.


      Publicado en:https://www.cubanet.org/destacados/ruinas-en-el-reino-de-los-muertos/

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