Analytic

Cuba es un parásito que lleva décadas alimentándose de Venezuela



El enviado especial del Gobierno estadounidense para Venezuela, Elliott Abrams, ha reconocido que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro se niega a participar en una negociación que tenga como condición previa su compromiso de salida del poder, como pretende Washington. “Por lo que hemos visto hasta ahora, la táctica de Maduro pasa por aferrarse en el poder”, ha afirmado Abrams en una entrevista realizada el viernes.

Abrams, un veterano de la política estadounidense para América Latina con importantes intervenciones durante los mandatos de Ronald Reagan y George W. Bush, ha señalado que en cualquier caso la solución pasa por un diálogo entre venezolanos al que Estados Unidos podría contribuir levantando o rebajando las sanciones y restricciones de viaje “si Maduro accede a marcharse”.

Abrams ha destacado que ha mantenido contactos con representantes rusos. “Los rusos no están contentos con Maduro por razones evidentes. En varias conversaciones me han dicho que le han dado consejos a Maduro sin que este los haya aplicado”, ha indicado.

“Siguen apoyándole y no hay indicios que yo haya visto de que le estén diciendo que es momento de poner fin a esto (...). Puede llegar un momento en el que los rusos lleguen a la conclusión de que el régimen es verdaderamente insalvable”, ha añadido. La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zajarova, no ha contestado por el momento a una petición de comentario sobre esta información.

“No vamos a contar con la cooperación de los bancos rusos, pero creo que cada paso que damos hace que sea más difícil para el régimen robar dinero”, ha añadido Abrams en referencia a las sanciones ya impuestas a Venezuela. Además ha destacado que Cuba es “un parásito que lleva décadas alimentándose de Venezuela” quedándose su petróleo a cambio de los servicios secretos y otras protecciones para Maduro. “Hay miles de agentes cubanos a su alrededor, literalmente, físicamente. Son asesores clave de Maduro”, ha apuntado Abrams.

Mientras tanto, Estados Unidos está presionando a India y a otros países para que dejen de comprar petróleo a Venezuela para aumentar así la presión sobre el presidente venezolano, Nicolás Maduro, dijo Abrams. “Lo que decimos es que no deberían ayudar a este régimen. Deberíais estar del lado del pueblo venezolano”, ha explicado Abrams en declaraciones a Reuters. Este mismo mensaje ha sido trasladado a otros gobiernos, bancos y empresas que hacen negocios con Venezuela, ha indicado Abrams.

El responsable estadounidense ha explicado que la postura de Estados Unidos se basa en “argumentar, persuadir y pedir”, una ofensiva diplomática que se complementa con las sanciones impuestas por las autoridades norteamericanas sobre el sector petrolero de Venezuela, principal fuente de ingresos del país. El mercado indio es crucial para la economía de Venezuela porque históricamente es la segunda mayor fuente de divisas, solo por detrás de Estados Unidos, que ya ha entregado gran parte de esos ingresos al dirigente opositor, Juan Guaidó, autoproclamado presidente del país. Washington quiere que India haga lo propio. Se estima que Venezuela exporta 297.000 barriles diarios de crudo a India, lo que supone apenas el 4,2 por ciento de sus importaciones.

Esta ofensiva diplomática se produce sin embargo en un momento difícil de las relaciones entre Estados Unidos e India, ya que Washington también pretende que Nueva Delhi deje de comprar petroleo iraní y pretende poner fin al acuerdo comercial preferencial por el que mercancías por valor de 5.600 millones de dólares entran sin aranceles en Estados Unidos cada año. Venezuela también exporta petróleo a China, pero en este caso las exportaciones no generan ingresos, ya que se dedican directamente a pagar los miles de millones de dólares de deuda bilateral.

Históricamente las sanciones estadounidenses pasan por prohibir a las empresas estadounidenses hacer negocios con gobiernos y empresas extranjeras objetivo, pero en una segunda fase, Washington también puede sancionar a empresas de terceros países que hagan negocios con el país objetivo en lo que se conoce como “sanciones secundarias”.

Esta medida fue clave para forzar a Irán a negociar el acuerdo nuclear suscrito en 2015 por el anterior presidente, Barack Obama, pero ha generado críticas en otros países que consideran esta estrategia demasiado intervencionista.

Te puede interesar