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El problema de casarse en Cuba
La decisión de formalizar un matrimonio, se hace cada vez más difícil. Desde que nace la interrogante, ya los obstáculos comienzan a aparecer.
En la actualidad las uniones consensuales han aumentado en número sobre la cifra de los matrimonios. Muchas parejas prefieren mantenerse al margen de lo legal, a pesar de vivir juntos y compartir las mismas experiencias de quienes firman el papel y se vuelven esposos, a todos los efectos.
La decisión de formalizar un matrimonio, se hace cada vez más difícil. Desde que nace la interrogante, ya los obstáculos comienzan a aparecer.
La falta de vivienda para el que se casa; que como reza el refranero popular, “casa quiere”; los gastos en la celebración y en la luna de miel o simplemente el miedo a que el matrimonio arruine la relación, pueden ser algunas de las razones que limitan a muchos jóvenes ante la tentativa de lanzarse a una boda.
“Eso de casarse no va conmigo, llevo 5 años con mi novio y jamás hemos pensado en una boda, tenemos otras prioridades económicas que asumir”, opina Yanelis Machado, de 24 años.
Existen quienes lo hacen solo por el prejuicio de no ser madre soltera y ante la llegada inminente de un nuevo miembro a la familia aparece el ramo y el velo en escena.
“Me casé embarazada, porque no quería que mi niño llegara al mundo y sus padres no estuvieran juntos legalmente”, cuenta Claudia Pérez de 30 años.
Si dos personas se quieren y ya decidieron que desean envejecer juntos, un papel, no cumple ninguna función, más allá de lo legal y no hay necesidad de tanta parafernalia para demostrar nada, este también puede ser el pensamiento de muchos jóvenes, renuentes a la idea.
Otra de las cuestiones a sopesar en esta balanza, es la económica. Los ahorros encuentran su objetivo cuando la noticia se hace pública, y muchos colapsan ante las cifras en cuc que aparece unísono a la proclama, pues hay que pagar desde el traje, los anillos… hasta el hotel de la luna de miel.
Los más radicales, consideran este enlace, como una manía absurda de querer tener la propiedad de todo, hasta de la pareja, la necesidad de encontrar en un papel la garantía de algo y la oportunidad de ponernos amarras para toda la vida.
Muchos jóvenes defienden también la idea del matrimonio, el amor, la pareja, la conformación de la familia bajo la ley y ven además en la boda, la oportunidad de cumplir sus sueños.
Yanin Tabares, estudiante del pedagógico Enrique José Varona desea casarse de blanco y por todo lo alto, pues desde niña siempre soñó con el día en que se entregara por completo a una persona.
…y ¿qué decir de los que encuentran en las bodas la manera de demostrar ante un consulado que deben estar juntos donde sea? Los que hacen del matrimonio su patente de corso y los que simplemente dan un Sí detrás de un interés económico y buscando un bien material, y olvidando que el amor existe y debe mediar en este asunto.
Si bien es cierto que casarse no es garantía de que la pareja permanezca unida para siempre y que la economía no está como para aumentar gastos a las listas, ante la aparición de aquella persona que merece compartir toda una vida a tu lado desaparecen todos los contras y el amor vence a los obstáculos.
El dilema sigue en pie. Las opiniones son muchas. Perspectivas variadas alimentan el debate entre el sí y el no. Mientras la incógnita entre casarse o no casarse, se vuelve un dilema para muchos.