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La foto prohibida de Fidel Castro ostentando 2 relojes de lujo
Histórica foto, original, de Fidel Castro en uno de esos pasajes de su vida que más demostraba como realmente era y que luego quiso silenciar. Mientras denostaba al capitalismo y le decía a los cubanos que debían sacrificarse él se permitía el lujo de usar ostentosamente no uno sino dos relojes Rolex (un Rolex Day-Data y un Rolez Submariner) Luego intentó hacer desaparecer y destruyó todas estas fotos y sus negativos que encontró dentro de la isla donde aparecía con los dos relojes, de ahí que las que se conocen sean en su mayoría fotos realizadas en sus viajes al extranjero, donde no alcanzaba su poder. Es la primera vez que una foto de estas características sale a la venta pública.
La foto que se vende es totalmente inédita, (17,4 cm x 13,5 cm) es un original revelado en bromuro de plata de la época (entre los años 1959 y 1962) en perfectas condiciones de conservación. Sus dimensiones originales debían ser más grandes pero fue mutilada seguramente para censurar a algunos de los presentes que, como era habitual, desertaban por desacuerdo con sus ideas. En el reverso de la foto se aprecia la huella de alguna sustancia que posiblemente fuera usada para pegar la foto en algún sitio (Un mural público o un álbum fotográfico ) del que fue arrancada cuando Fidel Castro decidió que no debía dejarse ningún testimonio de sus hábitos de sus primeros tiempos en el poder, salvándose milagrosamente hasta nuestros días.
Recientemente, tras una entrevista que dio Nicolas Sarkozy a la televisión francesa TF1 desde su despacho, se pudo ver que junto a su mesa, colgada en la pared, tenía una foto de Fidel Castro con dos relojes Rolex regalo de su esposa, la exprimera dama Carla Bruni. Después de muchas especulaciones se filtró una versión. El simbolismo es claro “es uno de los mayores símbolos de la izquierdo haciendo una ostentación de poder y riqueza que no se atrevería a hacer nadie de la derecha. Así se podía ser comunista y todo lo que se quisiera.
Esta foto es una oportunidad única de poseer un pedazo de la historia, y no solo de Cuba sino de buena parte del simbólico convulso y contradictorio siglo XX.