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La estafa del Che Guevara


Enrique Bonilla Debie se mudó a Cuba con 17 años, el 27 de julio de 1962, junto con su familia. Atraído por las promesas de la naciente revolución, su padre, un cubano naturalizado argentino, los hizo abandonar Buenos Aires para radicarse en La Habana con su esposa uruguaya.
Hoy Enrique tiene 74 años y cuenta a Cubanet cómo, cautivados por los rebeldes y su líder Ernesto Guevara, su familia creyó en la idea del Hombre Nuevo y una sociedad justa. Cometieron, según él, un gran error.
Crear dos, tres… muchos Vietnam
¨Me incorporé a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) dos años después de llegar a Cuba¨, dice.
¨El ambiente familiar revolucionario me impulsó a dar ese paso durante un reclutamiento que se hizo en la escuela Osvaldo Herrera, donde estudiaba… Vine con la idea de luchar con la revolución, no de vivir de ella¨, añade el argentino.
Durante sus 26 años de servicio en la marina de guerra, Enrique ascendió a Teniente Coronel, capitán de fragata. Su carrera militar fue posible porque a los 27 años accedió a la exigencia de acogerse a la ciudadanía cubana como requisito para permanecer en el ámbito de radiolocalización en las FAR.
Aunque no participó en guerras, desde abril de 1982 hasta enero de 1983 trasladó cerca de 56 mil soldados cubanos entre Etiopia y Cuba, como jefe de misión a bordo del barco ruso Leoniv Sobinov.

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El futuro que no llegó
El excapitán de fragata lleva 10 años viviendo en la calle, durmiendo en parques o acogido temporalmente por amigos. Perdió la casa después que la Dirección Municipal de la Vivienda del municipio Plaza emitió una resolución donde declaró a su exesposa como única propietaria del inmueble.
¨Viví en esa casa durante 24 años. Adquirimos la propiedad durante el matrimonio, incluso aboné parte de la compra¨, aclara.
Relata el exmilitar que cuando acudió a la prensa oficial a contarles su situación, el diario Granma pasó su escrito a la dirección municipal de la vivienda. El periodista oficial Enrique Valdés del semanario Tribuna, lo catalogó como ¨el hombre que no existe¨.
Carta de Enrique a institución cubana (foto del autor)
Carta de Enrique a institución cubana (foto del autor)
¨Nunca publicaron nada. Me dijeron que los funcionarios de vivienda se negaron a declarar¨, dice.
Próximo a cumplir 10 años de reclamaciones de sus derechos como propietario, Ernesto acumula 90 documentos entregados a los organismos estatales y organizaciones políticas.
Junto con las reclamaciones atesora 70 respuestas escritas, las que lee con pausa para resaltar las violaciones manifiestas en los textos. De toda la documentación que arrastra consigo, la reclamación número 76 es su preferida.
¨En esta denuncia se describe el carácter violatorio de todas las respuestas que he recibido¨, dice.
El documento fue entregado a Ana María Cedeño Rodríguez, directora del Departamento de Atención a la Población del Consejo de Estado y a once organismos gubernamentales y ministerios.
Ministerio de Relaciones Exteriores, FAR, Ministerio del Interior, Dirección Nacional de Atención a Combatientes, Asamblea Nacional del Poder Popular, Tribunal Supremo Popular, Fiscalía General de la República, Gobierno Provincial de La Habana, Comité Provincial del Partido Comunista y Dirección Provincial de Vivienda.
¨Denuncio lo que me dijeron, que no se me van a restablecer mis derechos. Lo más interesante es que el abogado que me atendió en la oficina del Consejo de Estado me dijo que el Estado no se puede ocupar de los 11 millones de cubanos¨, expresa el argentino y agrega.
¨Para restablecer la legalidad en mi caso (sobre los asuntos de la vivienda), debe haber un tribunal que juzgue las violaciones constitucionales y el funcionario del Consejo de Estado me dijo que eso no existe en Cuba¨
El documento 76 resume la solución ofrecida por el gobierno, impugnar la ciudadanía cubana para recibir ayuda del gobierno argentino.

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Soy argentino
Enrique tiene una pensión de 405 pesos (alrededor de 16 dólares) al mes. No tiene documento de identidad, libreta de racionamiento o un registro en el último censo poblacional. Para él, es la forma de desarmar el ¨peor error¨ de su vida.
En los próximos días Enrique solicitará a las autoridades de emigración la anulación de su condición de ciudadano cubano. Lo había hecho de forma informal y utilizando la bandera argentina como membrete en los documentos de reclamación.
Rodeado de papeles bien organizados, con un ánimo quijotesco para perseverar en su empeño, se afirma en su nuevo objetivo.
¨Me dijeron que si renunciaba a la ciudadanía cubana, me retiraban la pensión. No me interesa,  solo quiero volver a ser argentino. Recuperar los derechos ciudadanos que perdí en Cuba¨.
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