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Protegerse de las olas de calor ha sido un deseo del género humano desde el comienzo de la civilización. Pero el indiscutible triunfo sobre los fuertes calores del verano se alcanzaría gracias a dos inventos decisivos: el ventilador (en 1882) por el estadounidense Schuyler S. Wheeler, y el posterior desarrollo del concepto de climatización en 1902 por el ingeniero Willis Haviland Carrier, también estadounidense, quien a la postre inventaría la máquina de enfriamiento del aire. Por el año 1914, Carrier consiguió poner en marcha el primer aire acondicionado doméstico dentro de una casa en Mineápolis.
Ante las altas temperaturas registradas este 2015 en la isla de Cuba, según el Instituto de Meteorología, con 36 grados centígrados a la sombra como promedio en lo que va de este verano y en medio de una sequía general, la oferta de ventiladores ha colapsado dramáticamente en casi todas las tiendas recaudadoras de divisas.
Cubanet se presentó en dos centros comerciales de la capital que registran gran afluencia de público: La Ferretería Trasval, antiguo Ten Cent de Galiano, y Galerías Paseo, frente al Hotel Cohíba en el Vedado, para indagar sobre la actual come
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rcialización de estos equipos.
En Trasval, una joven vendedora explica que desde hace más de un mes se agotaron todos los equipos de ventilación y que están esperando la entrada de otro lote, pero que hasta la fecha no hay nada seguro. “Lo último que vendimos fueron los ventiladores de techo, los cuales volaron en un dos por tres, como si fueran aviones. Ahora, lo que se pondrá en venta por estos días son los aires acondicionados que nos trajeron”, afirmó sonriendo. Hay que tener en cuenta que por lo general los precios de estos equipos oscilan entre los 500 y los mil dólares; en cambio, el salario mínimo de un trabajador cubano apenas rebasa los 20 dólares al mes. El alto consumo eléctrico de los equipos de climatización hace que su funcionamiento también sea caro.
En el primer piso de Galerías Paseo se encuentra ubicado el local destinado a los equipos electrodomésticos. “Con el calor sofocante de esta temporada veraniega, todos los ventiladores que había en los estantes fueron vendidos enseguida hace tiempo, y va para más de un mes que no surten. Solamente nos quedan dos marcas de ventiladores de techo”, dijo una de los dependientes de esta tienda. Un compañero suyo añadió: “Imagínate, cuesta 270 CUC [pesos convertibles, equivalentes a dólares] el mejor, y el otro 123”.
Fuera de la tienda, Juan Carlos, alias “El Memo”, mecánico, confiesa: “Hace unos días atrás un socio mío le dio la vuelta a La Habana en su bicicleta buscando un ventilador. Después de sudar muchísimo no lo encontró ni en La Puntilla, ni en 5ta y 42, ni en 1ra y 70 [estas tres en Miramar]; ni tampoco en las de Centro-Habana: Carlos III, Ultra, y La Época. ¡Esto es el colmo de los colmos! Ni yo tengo ‘ciclones’ [un modelo de ventilador] para venderle a la gente”. Según el Memo, que arma y repara todo tipo de ventilador en la calle C, entre Calzada y 7ma, en el Vedado, la dificultad mayor para mantener su oficio estriba en el enrollado de los motores eléctricos, debido a la ausencia de alambres finos de cobre.
Sobre este asunto comenta además José, electricista dueño de un taller de reparaciones en la calle B, entre 25 y 27, en el Vedado, donde repara equipos rotos y enrolla los motores de los ventiladores: “Los aparatos electrodomésticos que se ofertan en las tiendas dolarizadas son de baja calidad, por lo que frecuentemente se queman
los motores y se desgastan los bujes, por el constante uso a que son sometidos. Específicamente reparamos en mayor medida aquellos ventiladores que fueron comprados en divisas con sólo varios meses de explotación, incluyendo los que la gente conserva desde la década de los años 80, procedentes del campo socialista”.
“Joseíto”, como también suele llamarle la gente, subrayó que desde hace más de un año cerraron los talleres estatales de enrollado de motores eléctricos, ubicados en Prado y Colón, Ánimas, entre Gervasio y Escobar, y el de H y 13 en el Vedado. Este cierre ha obligado a los clientes con ventiladores quemados a depender de los enrolladores privados. Sin embargo, a pesar de la demanda existente, estos particulares carecen del alambre idóneo para hacer el enrollado, ya que no hay ninguna empresa ni tienda que lo comercialice, por lo que tácitamente dependen de lo que aparezca en el mercado negro.
Por tanto, la solución más barata en estos momentos para los ciudadanos sin ventilador en la villa de San Cristóbal de La Habana es la compra de abanicos plegables de cartón, revestidos en papel pintado, al precio de dos “fulas” (dólares) cada uno.
Publicado en:https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/que-se-hicieron-los-ventiladores/
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