Durante la pasada sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, un funcionario de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) debió reconocer que la indisciplina informativa de las entidades cubanas coadyuva a que los registros no sean confiables. Se refería a que tanto los modelos estadísticos, como los estados financieros, son entregados en ocasiones fuera de las fechas establecidas, y con números que no reflejan los hechos reales que tienen lugar en las entidades.
En el caso específico de los estados financieros, su mala calidad se debe fundamentalmente a las deficiencias que afronta la contabilidad en las empresas y entidades estatales. Precisamente, el pasado 31 de julio el periódico oficialista Trabajadores publicó un dossier dedicado a este tema.
Y si la contabilidad anda mal es porque, en síntesis, los contadores no hacen bien su trabajo. Una serie de factores inciden en ello: son incomprendidos, ignorados y desatendidos en muchos centros laborales, y son pocos los jefes que emplean los resultados de la labor contable como una guía para conducir sus entidades. Por supuesto, aquí entran aquellos jefes que son los primeros en depredar el bien público, a los que no les conviene el orden ni el control.
Tampoco podemos obviar el hecho de que no pocos jóvenes estudian la carrera de Contabilidad para obtener un título universitario, y no por vocación hacia esta disciplina. Después, ya en su vida laboral, es casi seguro que no puedan desempeñarse exitosamente.
En el dossier de Trabajadores se reconoce que "ante registros contables débiles o imprecisos, poca certeza habrá sobre la correcta formación de indicadores, como el gasto de salario por peso de valor agregado bruto, esencial para la toma de decisiones sobre los sistemas de pago por resultados".
Semejante reflexión pone el dedo sobre la llaga en lo concerniente al salario, uno de los asuntos más peliagudos en la actualidad económica de la Isla, sobre el cual hasta la oficialista Central de Trabajadores de Cuba (CTC) admite que resulta insuficiente para satisfacer las necesidades de los trabajadores, lo cual provoca una constante migración laboral ?en especial hacia el emergente sector no estatal? en busca de mejores oportunidades.
Los medios de difusión oficialistas han venido mostrando el peregrinaje padecido por el salario en los últimos tiempos. Primero fueron las quejas de infinidad de colectivos obreros por la mala aplicación de los sistemas de pago por resultados, una anomalía que hizo que algunos trabajadores percibieran, incluso, menos salario que antes de la puesta en práctica de los referidos sistemas.
Después vinieron las informaciones acerca de los impagos que sufren los miembros de las cooperativas agropecuarias y campesinos privados, los cuales en ocasiones no reciben de las entidades gubernamentales el pago por la entrega de sus cosechas. De igual manera hemos conocido de no pocos centros laborales que violan lo establecido en los convenios de trabajo acerca de la fecha de pago a sus trabajadores.
Por último, parece haberse puesto de moda lo contrario, o sea, el pago de salario sin respaldo productivo. En la mencionada sesión de la Asamblea Nacional se dijo que al cierre de 2016 se reportaron 99 empresas en el país que pagaron salario sin respaldo productivo por un total de 72.600.000 pesos. Y al cierre del primer trimestre de 2017 eran 61 las entidades en esa situación, lo que representaba un total de 13.862.000 pesos.
En una economía que produce muy poco es normal que, cuando se empiece a retribuir como es debido a los trabajadores, muchos pagos sean sin el adecuado respaldo productivo. Sin embargo, algunos analistas ponen en duda la magnitud de las cifras anunciadas.
¿No estaremos en presencia de una maniobra gubernamental en aras de contener las ansias obreras de obtener aumentos salariales? En resumidas cuentas, todo es posible en un contexto donde los datos económicos carecen de confiabilidad.
Publicado en:http://www.diariodecuba.com/cuba/1502538706_33124.html
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