Todos los años se repite la agonía de las tallas en Holguín, a la que con frecuencia se añade la falta de uniformes para los diferentes niveles de enseñanza.
Según la dependienta de un mercado, son muchas las madres que han pasado por allí preguntando si ya llegaron los uniformes. Una joven de 25 años que tiene dos hijas en edad escolar se queja de que tendrá que ponerle el uniforme de la mayor, que está cursando el segundo grado, a la pequeña, que comienza el preescolar. Ya ha ido en dos ocasiones a comprarlo y le dicen que no hay.
"Se olvidan de que cuando llegue no es ponérselo a la niña y llevarla para la escuela. Te dicen que está subsidiado porque una saya de (educación) primaria cuesta cuatro pesos (moneda nacional) y una blusa cuesta entre dos y 2,25 pesos, pero que una costurera lo arregle cuesta entre 30 y 40 pesos, según el tamaño de las tallas".
Margarita Romero ya tiene los bonos para comprar el uniforme de su hijo, que comenzará el séptimo grado en la enseñanza secundaria, pero con esto no ha resuelto nada. "¿Qué hago con el bono si no hay uniformes? Y no compraré ninguno por la izquierda porque mi esposo no tiene un salario. Si no llegan, que vaya con ropa de calle a la escuela".
"Hay madres que compran camisas de primaria de tallas grandes, que les sirven a los niños de secundaria, pero con el pantalón no se puede hacer lo mismo porque es de otro color. Cuando logras empatarte con uno en el mercado negro, cuesta entre 60 y 70 pesos (CUP) y todos saben que salen de los mismos establecimientos estatales", critica Romero.
Hace apenas unos días, la televisión local emitió un reportaje en el cual la periodista comentaba que lograr un uniforme a la medida en Holguín se convierte cada año en búsqueda y tropiezo.
Una madre que tenía dos uniformes para su hija comentaba: "No me lo pueden cambiar porque dicen que está prohibido. ¿Ahora qué hago? Tengo la talla 20 y mi hija usa la 14".
Otra entrevistada se alegraba de haber encontrado la talla para su hijo, que es bastante grueso.
"El problema son las tallas pequeñas, que son bien escasas. Si mi hijo fuera igual a los demás, yo estaría en la misma situación de todos", dijo.
Una dependienta de un mercado de la ciudad afirmó que, cuando comenzó la venta, había tallas de todos los tamaños, pero enseguida se agotaron.
"Ahora tenemos tallas desde la 26 hasta la 36 para la secundaria y nadie las compra porque apenas una minoría las puede usar".
Para los alumnos de educación primaria, el Gobierno vende dos uniformes hasta el quinto grado. Para sexto grado no hay. Los de secundaria pueden comprar dos en séptimo grado, uno en octavo y ninguno en noveno. En la enseñanza politécnica y la preuniversitaria se distribuyen de la misma forma.
"Yo me alegré porque a mi nieto le sirve todavía el uniforme que usaba en onceno grado", dijo la abuela de un estudiante de preuniversitario. "Los uniformes para el preuniversitario cuestan 9,80 pesos los pantalones y cuatro pesos las camisas, y nadie las compra porque son muy pequeñas. La única enseñanza que no tiene muchos tropiezos es la politécnica, porque tiene menor matrícula".
Hace años que el problema traspasó las fronteras. En Miami hay negocios que venden uniformes escolares para enviar a la Isla. "Compré un uniforme nuevo que me costó 200 pesos (unos ocho CUC). Pasó una mujer vendiéndolo y dijo que los traía 'del norte'", comentó Eugenia Peña Chávez, del reparto Lenin.
Publicado en:http://www.diariodecuba.com/cuba/1502381770_33180.html
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