Ya ha pasado más de un año y aún no ha habido ni un solo detenido en España por el brutal asesinato de dos cubanas en Madrid el 23 de junio de 2016. Elisa Consuegra Gálvez (31 años) y Maritza Osorio Riverón son dos de las tres víctimas de lo que la prensa española ha dado en llamar 'el triple crimen de Usera'. El tercer fallecido es un taxista ecuatoriano, John Pepe Castillo. Los tres murieron por azar. Sufrieron una crueldad infinita.
El caso sigue abierto. El asesino anda suelto. La Policía sólo tiene un sospechoso: Dahud Hanid-Ortiz, un exmilitar norteamericano de origen venezolano, de unos 50 años, que creció en Arizona, participó en la guerra de Irak y fue grabado por última vez cogiendo un vuelo de Iberia en el aeropuerto Adolfo Suárez, de la capital española, con destino a Venezuela, después de supuestamente haber torturado y degollado a Elisa, según publicó el diario El Mundo, y haberle aplastado la cara a Maritza con una palanqueta, que ésta quiso usar para defenderse. La misma con la que mató al ecuatoriano que, según el sumario del caso, fue el último en morir.
Aunque el ABC asegura que la Interpol ha dictado una orden de busca y captura contra Dahud Hanid-Ortiz, CiberCuba ha comprobado que éste no está incluido aún en la base de datos de la Policía Internacional, al menos con ese nombre.
Los investigadores españoles dieron con él porque aunque prendió fuego a la escena del crimen, lo que dificultó las pesquisas, los agentes de la Policía Judicial hallaron un tapón de una botella de agua que sólo se vende en Alemania. Así lo publicó El Español.
A partir de ahí, tiraron del hilo. Todo indica que el jefe de las dos cubanas, que trabajaban en un bufete de abogados de Madrid, un letrado peruano llamado Víctor Joel Salas, había tenido o estaba teniendo una aventura con la mujer de Dahud Hanid-Ortiz (el supuesto asesino), casado con la médico alemana Irina Trippel. Tanto el asesino como su esposa vivían en Alemania.
Dahud Hanid-Ortiz no se lo pensó dos veces y cogió su coche rumbo a Madrid. Su objetivo: el despacho de abogados de la calle Marcelo Usera 40. Antes advirtió al abogado peruano de que iba a por él y éste, al parecer, no se lo tomó en serio.
Cuando Hanid-Ortiz llegó a la capital española, Víctor Joel Salas -el abogado que presuntamente se acostaba con su esposa- no estaba en el despacho. La jurista habanera Elisa Consuegra, que no tenía el título homologado en España, era la que llevaba el bufete para delante. Había trabajado a destajo para conseguir el dinero para legalizar su título y acababa de lograrlo apenas 20 días antes de que la mataran. El 3 de junio de 2016 (murió el 23 de junio) se había inscrito en el Colegio de Abogados de Madrid. Con sus amigos había comentado que tenía pensado buscarse otro trabajo. El Mundo publicó que dos días antes de que la asesinaran no fue a trabajar porque sufrió un ataque de ansiedad.
En un principio, la Policía relacionó el caso con un ajuste de cuentas por temas de narcotráfico, basándose en la clientela del bufete, que se dedicaba principalmente a tramitar documentación a inmigrantes, pero el móvil pasional se impuso.
Nacida en el Vedado, Elisa era hija de una médico forense, profesora de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana y de un teniente coronel del Ministerio del Interior. Antes de llegar a España, según El Confidencial, había sido magistrada de la Sección Laboral del Tribunal Municipal Popular de La Habana en 2008. En 2009 pasó a la Sección Civil y luego a la Penal. En 2010 la trasladaron a la Sección de Delitos Económicos y ese mismo año fue nombrada presidenta de la Sección Especial Penal del Tribunal Municipal de La Habana. Viajó a Madrid porque consiguió una beca para estudiar. Quería ejercer en Europa.
Todos la recuerdan por su talento y su eterna sonrisa. En Facebook, sus amigos han creado un grupo que se llama 'En Memoria de Elisa Consuegra Gálvez', donde cuelgan todo lo que se publica sobre el caso. La foto de perfil muestra a una joven llena de vida y con un futuro que ya nunca tendrá.
El momento del crimen
Hanid-Ortiz le pidió a Maritza Osorio Riverón, la recepcionista del bufete, que llamara a su jefe, Víctor Joel Salas. Éste supuestamente le dijo que iría, pero no apareció por el despacho y salvó la vida. No corrieron la misma suerte ni ella ni Elisa, que al parecer fue la primera en morir.
Maritza Osorio Riverón había nacido en Holguïn y era vecina del barrio. Vivía a dos minutos andando del despacho donde trabajaba. Su hija Yaimara era su gran pasión.
Las primeras hipótesis sobre lo ocurrido en el escenario del triple crimen de Usera apuntan a que Elisa fue la primera en morir. Hanid-Ortiz habría perdido la paciencia al ver que el amante de su mujer no llegaba y habría entrado al baño. Luego habría salido con un machete en la mano o al menos algún arma blanca de grandes dimensiones, y habría degollado a Elisa. Sin embargo, la autopsia, según El Mundo, reveló que Elisa fue torturada antes de morir. Llevaba una pulsera de Pandora en una muñeca y estaba aplastada.
Al ver lo que Hanid-Ortiz habría hecho a su compañera, Maritza cogió una palanqueta que tenía a mano por si había problemas en el bufete e intentó defenderse, pero el asesino le quitó el arma ocasional y le reventó la cara. Cuando llegaron los servicios de Emergencia, Maritza estaba en parada cardiorrespiratoria.
Ésta es, al menos, una de las muchas versiones de lo ocurrido. Nadie sabe lo que pasó en Usera 40. Los protagonistas están muertos o en busca y captura. Se ha especulado con que Elisa fue torturada para que contara algo de Víctor Salas; con que Maritza murió en el acto. Sólo hay cabos sueltos que no llevan a ninguna parte.
El tercero en morir habría sido el taxista ecuatoriano, Pepe Castillo, que había pasado por el bufete a recoger unos papeles de su hijo. Cuando entró, las dos cubanas ya habían sido asesinadas. Hanid-Ortiz pensó que él era el abogado y sin mediar palabras le reventó la cabeza con la palanqueta. Prendió fuego al despacho y se largó.
Creyó que se había vengado. Se llevó por delante a tres inocentes. Destruyó tres familias que ven cómo la burocracia española y las vacaciones de agosto dieron tiempo suficiente al asesino para escapar.
Cuando las autoridades españolas consiguieron el nombre de Hanid-Ortiz se pusieron en contacto con las alemanas, porque el asesino residía allí con su mujer. Pero un juez exigió hacerlo todo por la vía formal, pedir una rogatoria oficial a Alemania y entre pitos y flautas, el pájaro levantó el vuelo.
Ha pasado más de un año y apenas hay presión mediática en España para dar con el asesino de Elisa, Maritza y Pepe. No eran españoles.
De Dahud Hanid-Ortiz no hay rastro. Un perfil de Facebook lleva ese nombre aunque dice que su propietario es de Kuala Lumpur. Casualmente no se actualiza desde el 31 de mayo de 2016. Veintitrés días antes del triple crimen de Usera.
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Publicado en:https://www.cibercuba.com/noticias/2017-09-02-u192519-e192519-asesino-dos-cubanas-madrid-sigue-suelto-lo-vieron-coger-avion
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