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El museo de las ideologías muertas


LA HABANA, Cuba.- Este 7 de noviembre arribamos al centenario de la toma del poder político en Rusia por parte del Partido Bolchevique, con Lenin a la cabeza. Surgía de esa manera, como doctrina oficial del Estado, la ideología marxista-leninista, una extraña amalgama entre las ideas de Carlos Marx y las concepciones del revolucionario ruso.

Marx había pronosticado el advenimiento del comunismo como resultado de una evolución del sistema capitalista. Es decir, cuando las relaciones de producción de este último fueran incapaces de contener el desarrollo de las fuerzas productivas. Por lo tanto, el nuevo sistema social debía de aparecer, primeramente y de modo simultáneo, en los países capitalistas más industrializados.

Sin embargo, Lenin obvió la predicción de su supuesto maestro y forzó la revolución comunista en Rusia, una de las naciones más atrasadas en aquel momento. Una revolución que, para alejarlo aún más de los postulados marxistas, no sería secundada por ningún otro país. El árbol había nacido torcido, y su tronco, como la historia se ha encargado de demostrar, jamás se enderezaría.

Al amparo del marxismo-leninismo se cometieron los genocidios más horrendos del siglo XX, solo comparables con el holocausto judío practicado por los nazis. Primero sobrevinieron la colectivización forzosa y los campos de concentración de Stalin; después la revolución cultural llevada a cabo por Mao Ze Dong en China; y por último el macabro experimento de Pol Pot en Kampuchea que costó la vida a tres millones de personas, cuando se vaciaron las ciudades para establecer las comunas campesinas.

Semejante ideología está también vinculada con los sufrimientos padecidos por el pueblo cubano durante más de medio siglo. Por mencionar solo dos, ahí tenemos las tumbas que contienen los restos de los jóvenes cubanos caídos en tierras africanas como parte de la geopolítica de Moscú; y otro cementerio, el del estrecho de la Florida, que se tragó los cuerpos de nuestros compatriotas que huían del paraíso comunista.

En los casos en que el marxismo-leninismo llegó al poder, el fracaso ha sido su fiel compañero. Así sucedió en la Unión Soviética y en el resto de las naciones que construían el denominado socialismo real. En esos sitios se desvanecieron todas las promesas de un futuro promisorio. La pretendida dictadura del proletariado se transformó en dictadura de un partido, y en ocasiones tan solo de un caudillo. Por otra parte, la economía nunca fue capaz de satisfacer las necesidades de sus ciudadanos.

Y si a alguien se le ocurriera presentar a China y Vietnam como ejemplos de naciones donde el marxismo-leninismo ha rendido dividendos, habría que pensar que se trata de un fanático, o una persona que cierra los ojos para no ver lo que ocurre a su alrededor. Porque, precisamente, esos países asiáticos han logrado progresos al aplicar mecanismos económicos ajenos a la ortodoxia de la citada ideología.

Por supuesto, aún quedan sitios en este mundo donde piensan obstinadamente que el marxismo-leninismo es el futuro de la humanidad. Uno de ellos es Cuba. Debido a eso el gobernante Raúl Castro envió un mensaje al presidente del Partido Comunista de la Federación de Rusia con motivo del centenario de la Revolución de Octubre. El texto dice en una de sus partes: Los ideales que motivaron a obreros, campesinos y soldados en la construcción del primer estado socialista, bajo la certera conducción de Lenin y del Partido Bolchevique, mantienen plena vigencia (periódico Granma, edición del 4 de noviembre).

Ante tales ideas del General-Presidente valdría la pena retomar, con leves modificaciones, una frase muy recurrente entre nosotros: dime lo que celebras, y te diré quién eres.


Publicado en:https://www.cubanet.org/opiniones/el-museo-de-las-ideologias-muertas/

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