Cada mañana salen a desandar las calles con una estela de sacrificio a su alrededor, porque “para ser cartero hay que amar el oficio”, aseguran quienes, sin dejar de acomodar la prensa para salir a portear, dedican sus días a la labor.
Héctor Palmero lleva 14 años como cartero y confiesa que le gusta su labor; portea el Reparto Aurora de Las Tunas y cuando sale de vacaciones o franco, las personas lo reclaman, pues se sienten contentos con el servicio.
Antonio Rey ha dedicado casi ocho años a Correos de Cuba, en el oficio de cartero, y aunque tiene problemas de hipertensión, así como en una pierna, no se detiene porque le gusta lo que hace. Los vecinos del Reparto Santo Domingo, uno de los más complejos en la ciudad de Las Tunas, lo ven ir y venir en su bicicleta, a veces averiada por el mal estado de las calles y circulando gracias a su ingenio, pero afirma “seguiré trabajando porque nosotros somos la satisfacción del pueblo”.
La juventud de Jorge Acosta Curbeiro, ya con seis años como cartero, no ansía otro horizonte, sino estar en las calles, junto al pueblo, porque le agrada lidiar con las personas y saberse preferido por sus suscriptores, pues le piden que no deposite en otras manos la prensa, cartas o giros que reciben. “Hay que aguantar mucho Sol en la calle y dificultades con las bicicletas, pero ahí vamos”.
José Luis Carmenate es otro de los carteros de Las Tunas y la experiencia de 17 años en el sector lo distingue. “Para trabajar en Correos hay que tener disposición y amor porque a veces la prensa llega tarde y los usuarios te maltratan, entonces hay que explicarles y hacerlos entender”.