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Los cubanos y el gorrión.
Nuestra ave nacional es el Tocororo, ave que exhibe tres colores que amamos de modo especial, al volar, es como una bandera cubana al viento, libre! Hay otra ave pequeñita, que no luce bellos colores, no tiene un canto hermoso, pero a muchos de nosotros, nos acompaña, para siempre. Construyo nido en nuestros hombros, desde aquel dia que armamos maletas, planificamos viajes y de un modo u otro, decidimos probar suerte en otras tierras; el gorrión!
Lo conocíamos desde Cuba, más de una vez dijimos; “hoy tengo tremendo gorrión”, ese “tremendo” era un gorrioncito pequeño, fácil de espantar de nosotros, de alejarlo. El gorrión de ahora, se aparece de improviso, se acostumbro a nuestro hombro, basta una palma, un cielo azul, un recuerdo de Cuba y se hace presente. A veces, basta una canción, escuchar al Benny o a Celia y el gorrión viene, se sienta junto a nosotros a escucharlos, se sabe todas sus canciones de memoria, aunque no pueda cantarlas como el sinsonte. Acostumbra a auto invitarse a celebraciones; cumpleaños, nochebuena, fin de año, son sus preferidas. No se queda todo el tiempo, llega, brinda con nosotros, remueve recuerdos y sentimientos y se va. Sabe que si esta mas tiempo, todo seria mas difícil.
No es nuestro enemigo, no aparece para reprocharnos abandonos, ni como castigo a ausencias, no nos juzga. El gorrión, al final, termina siendo nuestro amigo, un compañero más, en esta, nuestra diáspora de cubanos por el mundo. Su presencia, sirve para mantener vivo el recuerdo de los que dejamos atrás, de nuestra Isla, para que no olvidemos nunca nuestras raíces. Cuando un hombre, olvida de donde viene, su origen, se convierte en un fantasma de si mismo, pierde raíces y esencias, termina marchitándose, dando tumbos.
El gorrión, a veces, regresa a La Habana, recorre sus calles, se posa en balcones, visita la Giraldilla, el aire de sus alas, a veces la hace cambiar de dirección, apuntar fijo al norte. Su vuelo, no se detiene en nuestra ciudad, sobrevuela toda la Isla, va hasta El Cobre, lleva hasta la imagen de la patrona de Cuba, nuestras oraciones. Antes de irse, mira a Cachita a los ojos y casi en un susurro, le dice; aunque me cueste desaparecer, aunque no los vea mas, acaba de hacer el milagro, de reunirlos de nuevo!
Nuestro gorrión, ha terminando siendo parte nuestra. A veces, el tocororo, le presta sus colores, el sinsonte su voz y el colibrí su energía, viaja al futuro. Nos trae, en sueños, anticipos de lo que será nuestra isla, recorre campos verdes, ciudades nuevas, trae imágenes de un pueblo unido, trabajando confiado y seguro, construyendo, hombro con hombro, la patria “con todos y para el bien de todos”. Nuestro gorrión, también sabe dibujar sonrisas de esperanzas, cubano al fin! Sabe de multioficios, se reinventa a si mismo. Termina siendo uno mas en este andar por el mundo de cubanos y sueños.
Los gorriones, se han multiplicado, cada uno de nosotros termina teniendo uno, como ángeles guardianes, cuidan de recuerdos y valores. Tengo un gorrión especial que viene a cualquier hora, se posa en mi hombro, me mira a los ojos, me habla al oído, me cuenta historias de La Habana, anécdotas casi olvidadas. Mi gorrión amigo, gusta de verme escribiendo, sabe como alborotarme las musas. En ocasiones se vale de una foto, alguna frase de un amigo o algo que ocurre.