El precipitado envejecimiento poblacional de Cuba desafía su futuro con la misma urgencia que la crisis económica o el cambio climático y apremia políticas que lidien con el inédito reto de ser un país muy avejentado y subdesarrollado. Los datos del fenómeno son contundentes desde hace años: la población decrece, la fecundidad es baja, la esperanza de vida elevada (78 años) y el saldo migratorio externo resulta negativo. Actualmente, el 18,3% de los 11,1 millones de habitantes de la isla caribeña tiene más de 60 años, pero en 2030 la cifra ascenderá al 30% y Cuba podría ser el país más envejecido de América. "Nos preparamos para todo menos para esto", dijo a Efe Pilar Suárez, una microbióloga residente en La Habana que tuvo que apresurar su retiro para cuidar de su padre de 99 años, y con su madre de, 89, que padece demencia senil. "Tuve que renunciar a hacer ciencia para ser hija", afirmó Suárez, de 60 años. Un estudio realizado por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) a partir del último censo de población reveló que entre 1953 y 2012 las personas con 60 años o más se multiplicaron por cuatro en la isla, una situación no vista hasta ahora "en ningún país del mundo”.
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que multiplicarán su impacto a largo plazo en una sociedad envejecida. "Nos faltan cosas fundamentales como pañales desechables para adultos, sillas de ruedas y sanitarias, colchones antiescaras, geriatras, personas e instituciones cuidadoras, porque hay pocas y las mejores son de la Iglesia", subrayó Suárez. Este año el Estado aumentó el presupuesto para garantizar esas ayudas "técnicas" mediante sus instituciones, y reparar e incrementar los hogares de ancianos y centros diurnos, aunque las listas de espera son largas y el gobierno reconoce que queda mucho por hacer. Datos del ministerio de Salud Pública indican, por ejemplo, que de los más de 83.000 médicos existentes en Cuba en 2013, solo 279, un 0,33 %, eran especialistas en Geriatría y Gerontología. "La Iglesia tiene pocos hogares de ancianos y muy demandados" La coordinadora del Programa de la Tercera Edad de Cáritas en Cuba, Migdalia Dopico, dijo a Efe que la articulación de un sistema "adecuado" de protección y cuidados debe ser prioridad y, en particular, la formación de cuidadores. En el caso de Cáritas, más de 3.000 voluntarios atienden en las comunidades del país a unas 28.000 personas, con servicios de comida, l
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avado de ropa o talleres que han optado por incorporar el adiestramiento de cuidadores y las "relaciones intergeneracionales”. "La Iglesia tiene pocos hogares de ancianos y muy demandados", señaló Dopico, y aunque en la sociedad cubana existen prejuicios culturales para "institucionalizar" a los ancianos, la experta afirma que "se notan más peticiones" y la tendencia es al alza. El censo de 2012 arrojó que en un 9% de los hogares cubanos conviven al menos tres generaciones, mientras que en el 12,6% residen ancianos solos. En otra investigación concluida en 2011, un 71% de los ancianos entrevistados afirmó que su único ingreso era la pensión, un 15% dijo tener ayuda de familiares "en Cuba o en el exterior", mientas que un 60% admitió vivir con "privaciones y carencias”. Más allá de la vulnerabilidad económica, Dopico resaltó que los mayores cubanos tienen la garantía de una pensión universal y acceso gratis a la salud, dos fortalezas en comparación con países de la región. "Sabemos que el Estado solo no puede", sostuvo Dopico, quien consideró que las soluciones deberán integrar varios actores sociales, desde el gobierno, la Iglesia y las ONG, hasta el incipiente sector privado.
Publicado en:http://www.14ymedio.com/nacional/tercera-edad-crisis-dentro-Cuba_0_1687631224.html
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