La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) utilizó el ahogamiento simulado para obligar a hablar a los terroristas de Al Quaeda. La Dirección de Establecimientos penitenciarios de Cuba (DEP) también utilizó en su momento la tortura sicológica de la ejecución simulada para mantener la disciplina de los prisioneros en sus centros penitenciarios. La convención contra la tortura no permite “circunstancias excepcionales” en las que se pueda vejar a detenidos. Así lo reconoció recientemente el senado de los EEUU en la difusión de su informe sobre las torturas de la CIA contra terroristas en la administración del presidente Bush, hijo. En Cuba, también se tortura. En la tenebrosa cárcel de Kilo 7, los presos gritaban contra las golpizas a otros presos. De tenebrosa memoria son las celdas de castigo. Los fusilamientos fusilados llenan las memorias del presidio polít
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a guarnición de la prisión se ataviaba con sus uniformes antimotines, e irrumpía con marcha marcial en el penal con ametralladoras AK 47. Frente a la reja de cada celda y galera se apostaban dos carceleros. Uno de ellos armado con la ametralladora. A la orden de un superior los carceleros primero celda 2cargaban el arma, después la apuntaban al techo del pasillo, y todas disparaban al unísono a la orden de fuego. El ruido era ensordecedor en cada una de las celdas. Aunque las balas eran de salva, dicha práctica de intimidación era una cruel tortura sicológica, que hacía temblar por su vida a más de uno, y sembraba el pánico entre la población penal. Cuando terminaba el ejercicio los carceleros se mofaban de las caras de miedo que ponían los prisioneros. Los guardias más radicales le decían a los reos más revoltosos que eso era lo que les iba a ocurrir a todos si se atrevía
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n a amotinarse, en caso de que cayera el gobierno, o en caso de invasión. No pocos reos sufrieron pesadillas mucho tiempo después de ser prohibida esta práctica, unida a otras prácticas de tortura física y sicológica, como palizas y privación de sueño a reclusos molestos o indisciplinados. Los políticos cubanos debieran dejar a un lado su política de no lavar sus trapos sucios en la plaza pública. Debieran hacer una investigación y redactar también un informe como el senado norteamericano sobre las torturas a prisioneros en las cárceles en el llamado “Periodo Especial” en la década de los años 90 y, en décadas anteriores, desde 1959. Porque si como se dice, la Convención contra la tortura no deja a nadie afuera, ni los mismos torturadores, ni los responsables políticos, ni los funcionarios que dan las órdenes, entonces el gobierno cubano llenaría varias salas de un juzgado
Publicado en:http://www.cubanet.org/opiniones/la-ejecuciones-simuladas-en-prisiones-cubanas/
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