Como si fuera un déjà vu, cuatro años después de la primera crisis migratoria de cubanos en Centroamérica, más de 700 migrantes, en su mayoría cubanos, se encuentran en Panamá en lo que han dado en llamar una “caravana de libertad” que se dirige a Estados Unidos.
“¡Queremos pasar! ¡Queremos pasar!”, gritaron los migrantes, grabando con sus teléfonos celulares, a los agentes del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) de Panamá, según varios videos compartidos por ellos mismos en las redes sociales el fin de semana.
Su objetivo es llegar a Estados Unidos y solicitar asilo en la frontera, pero las leyes que antes amparaban la llegada de cubanos han cambiado en Estados Unidos.
En 2017 el entonces presidente Barack Obama eliminó la política de pies secos, pies mojados que permitía a los cubanos que llegaran a territorio estadounidense quedarse en el país. Sin embargo, muchos siguen llegando a la línea divisoria y piden asilo político, alegando persecución en la isla. En caso de que los migrantes puedan probar la persecución, las autoridades les otorgan un Parole (libertad bajo palabra), después de lo cual deben defender su caso en una corte de inmigración.
Uno de los cientos de cubanos que permanecen en el oriente panameño dijo a el Nuevo Herald que la situación que viven es “muy dura”.
Hay mujeres embarazadas, niños, gente mayor. Queremos llegar a tierras de libertad, a Estados Unidos. Son una caravana migrante de libertad. Nadie quiere quedarse en Panamá, dijeron a través de Messenger y pidieron no ser identificado por temor a represalias. Según los migrantes, los cubanos de la caravana se organizaron a través de las redes sociales para apoyarse y protegerse de coyotes y pandillas en Centroamérica.
Con banderas blancas y a gritos de “libertad” los cubanos han entrado a pequeños pueblos de Panamá, como Puerto Obaldía, donde se encuentran 585 de ellos.
Del Rosario explicó vía telefónica que los migrantes ingresaron “de manera abrupta” en una zona donde hay guerrilleros y traficantes de droga. “Panamá tiene una serie de procedimientos a cumplir como ha hecho en el pasado: que los migrantes no representen un riesgo para la salud ni para la comunidad y además recolectar datos biométricos para confirmar que no son buscados por Interpol o se trate de terroristas”, dijo.
El gobierno panameño ha enviado 11,700 libras de alimentos e insumos a la zona, además de personal de diferentes organismos del Estado: Senafront, el Servicio Nacional de Migración, el Ministerio de Salud y el Sistema Nacional de Protección Civil.