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La caída estrepitosa de otra bandera

La caída estrepitosa de otra bandera




MIAMI, Estados Unidos.- La eliminación del equipo de pelota cubano en la segunda fase del Clásico Mundial ha provocado gran consternación y disímiles comentarios entre muchos guantanameros según pude comprobar en horas de la mañana de hoy miércoles en la peña deportiva del parque José Martí de esta ciudad.

Alentados por la resistencia que nuestros peloteros habían hecho a Japón muchos creían posible el sueño de vencer al equipo de Holanda, convertido en una pesadilla para nuestros peloteros desde hace más de una década.

Pero como escribió el poeta ?los sueños, sueños son?. El resultado ha sido el corte que los lanzó a bolina e hizo que muchos guantanameros amanecieran sumidos en la frustración.

Sin embargo este resultado no debió haber asombrado a la fanaticada de haber tenido en cuenta la crisis que permea al movimiento deportivo cubano en general y a la pelota en particular.

Cuando años atrás el equipo cubano arrasaba con todos los premios otorgados por la Asociación Internacional de Beisbol (AIBA) y los políticos empoderados, directivos del sector y periodistas lanzaban pestes contra la pelota profesional, muchos olvidaron que los resultados en dichos torneos no eran un medidor fiel de la calidad de nuestra pelota y que en esos torneos de aficionados los únicos profesionales eran los peloteros cubanos, quienes se pasaban el año jugando y entrenando, y cobraban por ello. Se decía que eran aficionados porque aparecían en la nómica de algún centro de trabajo, de donde salía su salario, pero allí nunca iban.

Las primeras señales de alarma llegaron con la Olimpiada de Sydney en el 2000 cuando los profesionales comenzaron a incursionar en los torneos de pelota. Desde entonces Cuba ha sufrido numerosos fracasos.

Para justificar la debacle algunos alegan que la fuga de peloteros hacia el beisbol profesional es la principal causante de lo ocurrido. Aunque diferentes jugadores cubanos expresaron su deseo de integrar el equipo nacional, según información del periódico Granma del día 2 de marzo del 2017y firmada por Oscar Sánchez Serra, uno de los subdirectores, ello no pudo ocurrir en este evento debido a que el asunto todavía se estaba negociando con la dirigencia de la Major League Baseball de EE.UU. Se rumora que en el Clásico del 2021 podrán hacerlo pero oficialmente no se ha informado nada al respecto.

Otros alegan que el nivel de la pelota cubana ha bajado debido a la estructura de la serie nacional, donde en plena contienda ocho equipos son eliminados y sus integrantes carecen de la posibilidad de continuar si no son llamados como refuerzos de los equipos que continúan. La serie nacional cubana ha sufrido innumerables modificaciones en su estructura, tantas que hoy ni siquiera se pueden determinar los récords, algo tan importante dentro del beisbol.

No faltan quienes expresan que se eliminó la serie selectiva, un torneo donde se concentraban los mejores peloteros del país y hay quienes claman porque el gobierno cubano no abuse financieramente de los peloteros contratados en otras ligas para que pueda haber más de ellos jugando en una pelota de mayor calidad sin necesidad de abandonar definitivamente el país.

Lo cierto es que la pelota, verdadero orgullo nacional y dentro del movimiento deportivo cubano uno de sus más altos estandartes, está en su peor momento no sólo por las razones expuestas precedentemente sino porque Cuba está sufriendo la crisis económica más prolongada de su historia y el gobierno no le puede asignar los mismos recursos que antes, ni puede prodigar las mismas atenciones a los jugadores. Tampoco se quiere aceptar que Cuba no somos el país donde se juega el mejor beisbol gracias a otra de las geniales ideas del Comandante en Jefe consistente en eliminar el profesionalismo controlado por entidades privadas. A la pelota le pasó lo mismo que a todo lo que ha sido puesto bajo el control del estado.

Ante esa realidad muchos peloteros han descubierto en vez de estar clamando año tras año por un apartamento, una bicicleta o un auto usado, es más digno ir a probar suerte en el extranjero, donde quizás no les regalen nada pero donde sí pueden salir adelante por sus propios medios, ¡y de qué manera!, si tienen talento.

Dedicado a hacer política con la salud, la educación, el deporte y con todo lo que le rinda dividendos ante la opinión pública, parece que al castrismo le llegó la hora de entender que los triunfos deportivos son frutos de la eficiencia económica y aunque no renuncie a la manipulación que los éxitos le propician tendrá que adoptar métodos más realistas y acordes con los tiempos que corren. La época de las dádivas soviéticas terminó hace años y las venezolanas son cada vez más escuálidas.

En tal contexto, quizás a las cada vez más frecuentes frustraciones deportivas las acompañen pronto las también cada vez más frecuentes frustraciones ante la calidad de los servicios de salud y educación.

Es cierto que lo obtenido en tales áreas son logros del castrismo, pero artificiales, porque jamás se han sustentado en la riqueza procedente de nuestra eficiencia sino en los recursos de otros. Ya cayó de forma estrepitosa una bandera, veremos qué pasa con las otras.


Publicado en:https://www.cubanet.org/mas-noticias/la-caida-estrepitosa-de-otra-bandera/

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